Con gol de Cavani de tiro libre, Boca dio vuelta el marcador y le ganó 2-1 a Trinidense

El Xeneize se impuso por 2-1 en Paraguay con un soberbio tiro libre del delantero uruguayo en el descuento para quedar a tiro de la punta del Grupo B en la Copa Sudamericana.

Deportes09/05/2024Clic SaltaClic Salta
cavani

No hay que bajarle el precio al triunfo de Boca, tampoco quedarse sólo con la reacción, ni con la victoria que endereza muchísimo la situación del equipo en la Sudamericana. Hay una mezcla extraña entre situaciones positivas y negativas, en un yin y yang que habrá que desmenuzar muy bien de cara a lo que viene. Por lo pronto, resalta más la victoria por el giro dramático que tuvo el partido, también por lo que significa salir a flote luego de la derrota, durísima, contra Estudiantes en la semifinal. Ahora, Boca tendrá el terreno propicio para volver al escenario anterior, al del equipo que había encontrado un camino y un piso alto de rendimiento, a partir de la reconstrucción de la confianza. Porque ante Trinidense hubo errores clarísimos que no tendrá que repetir.

Si el equipo paraguayo no fue un rival fácil en la Bombonera, con el mito y su gente a cuestas, Boca sabía que en Asunción este cuadro aguerrido, mañero y duro sería más difícil todavía. Y más temprano que tarde el equipo de Diego Martínez se dio cuenta de que, evidentemente, sería así. ¿Será que fue entonces por el rival, o también el envión ascendente que tuvo un brusco corte en la semifinal de la Copa de la Liga contra el Pincha tuvo su influencia en el juego? A primera vista, una combinación de ambos factores jugó para que Boca no tuviera la misma chispa, la misma intensidad a la hora de jugar. Es cierto, el piso de La Nueva Olla, afectado dramáticamente por los efectos de un recital, también fue determinante: cada pique de la pelota era una aventura.

Así y todo, el Xeneize propuso, intentó, no se quedó esperando a que el partido le viniera. Lo hizo con altibajos, pero con algunos desacoples peligrosos -inéditos hasta aquí en el ciclo de DM-, porque por momentos el equipo quedaba estirado y largo. Pero cuando Boca lograba romper por los laterales, era todo peligro, sobre todo por el lado de Blanco. Primero, Cavani tuvo una de sobrepique, tras un tiro libre de Zenón, pero le pegó mordida y se le fue ancha. Después, el ex Central metió un desborde y enganche que no pudo conectar Cavani y que luego Merentiel definió mal. En el camino, Cañete tocó la pelota con la mano, en una jugada que todo Boca pidió penal, que el VAR tenía argumentos para llamar al árbitro, pero la dejó pasar. Después sí, un desborde de Medina que el Matador no logró conectar y Zenón la tiró por arriba, en otra chance clara.

Pero no fue un dominio claro del equipo de Martínez porque le faltó continuidad, y porque Trinidense complicó con la presión y el contraataque, y por esa vía hizo transpirar a Chiquito: un remate de Delvalle tras un despeje de Lema, y un bochazo del arquero que Figal no midió bien y le quedó a Andrada, que desvió el remate con Romero casi vencido. Y la historia se repitió: Boca estaba cerrando mejor el primer tiempo, no con un dominio abrumador, pero sí con intención de ir ahogando al local contra su arco, hasta que un pelotazo, otro más, encontró a la defensa muy en línea, con el agravante que Lema perdió en el anticipo con Romero, que con un cabezazo dejó solo a Andrada, que esta vez definió bien ante un Chiquito que salió rápido a atorar.

Boca, evidentemente, sintió el golpe, otro más, que lo desestabilizó. Pasó a ser un equipo sin concepto, que se abandonó a los horrores defensivos por simple desconcentración. Así, un mal pase de Pol y un peor control de Lema le dejó a Delvalle el segundo gol servido, pero un achique oportuno de Chiquito salvó la noche. Y salvó la noche porque un minuto después Andrada se hizo expulsar por una infracción (había sido amonestado en el festejo del gol). Y así como la expulsión de Lema contra Estudiantes fue una daga, la del delantero argentino de Trinidense supuso una chance de resurgir. Y de eso se agarró el Xeneize. El Gigoló hizo lo suyo: sacó a Pol para poner otro delantero (Langoni) aprovechando la superioridad numérica. Y allá fue: primero fue un centro de zurda de Zenón que Cavani no pudo controlar, y después vino una combinación Zenón-Blanco y otro cabezazo goleador de Figal para empatar un partido que venía torcido. En adelante fue un monólogo de Boca, porque al mismo tiempo que por primera vez se reconectó con lo mejor de su juego, Trinidense sintió el hombre de menos y ya no preocupó con su presión y con los bochazos largos. El VAR salvó al árbitro del error de darle un penal a Boca (por una falta del arquero Quiñonez a Langoni que no fue). Martínez no dejó martingala por intentar, si hasta puso a Fabra para dejar línea de tres (casi en la puerta del área del local) y llenar de centros el área rival. Y de estar 0-1 abajo y ser tercero del grupo, a ganarlo en el descuento con un golazo sensacional de Cavani, tiro libre al ángulo para que Boca, ahora sí, dependa de sí mismo para terminar primero en su grupo y avanzar directamente a los cuartos de final. Dependerá de cómo saque jugo a una noche difícil, cambiante, pero que le deja un sabor dulce en la boca.

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